LAS ENTRADAS ESTAN ORDENADAS CRONOLOGICAMENTE DE ABAJO A ARRIBA.
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sábado, 28 de marzo de 2009

6. BYE BYE SIRIA


Procuramos cruzar los pasos fronterizos a la mañana, bien temprano a ser posible, ya que los funcionarios están relajados y apenas nos retienen.
Así que al llegar a Azaaz, el último pueblo antes de la muga, buscamos un sitio recogido para montar el campamento, y aplazamos para el día siguiente la entrada a Turquía. Como suele ser habitual en este país, un alma caritativa nos invita a dormir a su casa.
Todo iba sobre ruedas, hasta que a la policía no le entramos por el buen ojo (sucede a menudo) y nos obligan a ir hasta la frontera ya con la noche encima.
La zona es un patatal y encima llueve, vemos una mezquita y allá vamos.

Primera entrega:


Media hora después:


Una hora después:

Entre cantos, rezos y algún empujón, fue imposible pegar ojo. La traca final, con la oración de las cinco y media de la mañana acabó con nuestra resistencia a salir del saco.

Muertos de sueño y frio entramos con más pena que gloria en Turquía.

5. ALEPPO

Pedaleamos dos jornadas por el valle del Orontes, valle encajado entre montañas y dedicado principalmente al cereal y la patata, lo cual nos toca la fibra sensible y nos recuerda a la llanada alavesa. Somos unos sentimentales.
Con la gente más de lo mismo. Intentamos acampar y nos invitan a pasar la noche con ellos. Las cenas suelen ser sencillas pero exquisitas. En una ocasión, después de cenar, nos juntamos en la habitación de invitados 20 maromos (las mujeres a buen recaudo) bebiendo té y echando buenas risas. A la mañana siguiente, nuestro anfitrión, un hombre grandullón con 12 hijos, nos despide con los ojos húmedos mientras nosotros, impresionados pedaleamos sin mirar atrás, no nos vayamos a emocionar todos y montar un show impropio de dos ciclistas rudos como nosotros...


Hace sol y todos lo celebramos

Las motocicletas compiten con nostros por el control del arcén. es frecuente pedalear junto a ellos y saciar su curiosidad sobre nuestro origen y nuestro rumbo...

Tras unos días grises y de lluvia el paisaje es salpicado por coladas multicolores

Las mujeres son las únicas que se ve trabajar la tierra


Aleppo tiene dos grandes atracciones: su inmenso bazar y su ciudadela. El bazar es un laberinto similar al de Damasco aunque de estructura diferente.

La carne de camello es muy solicitada...

Cualquier patio puede convertirse en pasarela...

Descubrimos a Manolito Gafotas currando, mientras su primo y su tio se dedican a comer y mantener esos cuerpos serrano...

O a este entrañable abuelo que nos demuestra que con cuatro frutas se puede tener un txiringuito...

La ciudadela domina la ciudad. Se encuentra elevada y es fácilmente visible desde cualquier punto de la ciudad. Su belleza es inversamente proporcional a la distancia a la que te halles de su centro, es decir, por fuera espectacular,

por dentro un bluff.

Los obreros se esfuerzan por arreglar la muralla

mientras los txabales disfutan del inicio del fin de semana en los bajos de la ciudadela, tratando de no caer muro abajo

Aunque a muchos os sorprenda, esto es un restaurante. No se puede negar que la carne es "fresca"

Sin embargo prepara unas brochetas con tomate y cebolla de vicio. Los expedicionarios de Cyclotherapy se han hecho adictos al Hummus, una pasta de garbanzos aderezada con aceite de oliva que se come untada con pan y que nos vuelve locos. A los sirios les encanta comer con yogur y las ensaladas, por supuesto, nunca faltan

Por la gloria de nuestras madres, basta ya de tanto sufrimiento: BURKA YA!! BURKA YA!!

4. PALMYRA

El tiempo es demasiado malo para coger las bicis. Somos unos mártires pero tampoco se trata que nos beatifiquen. Así que apartamos las potras en Hama y nos acercamos en autobús al desierto a contemplar las ruinas de la ciudad de Palmyra.

Al cuarto de hora de llegar, siguiendo la tradición ya nos hemos perdido cada uno por su lado, uno solo y el otro con 2 alemanes.

Su nombre es exótico y atractivo. Sin embargo poco queda ya de la ciudad que fue en su día. Hoy, las columnas que quedan en pie son testigos de los homo-plastas que venden souvenirs.

En lo alto de la colina el castillo vigila que los pocos restos que quedan permanezcan para la eternidad. Desde arriba, el oasis milenario destaca sobre la inmensidad del desierto.

3. HAMA

Dicen que llevan siglos en pie. Lamentablemente el río no lleva el agua suficiente para verlas girar y oírlas lamentarse por el esfuerzo. Son las norias gigantes de Hama, lo único digno de ver de la ciudad. No son las únicas que veremos en los alrededores de Hama.
Aparte de los molinos, esta ciudad es tristemente conocida por la matanza cometida por el ejército sirio contra la oposición popular de corte islamista a principios de los 80. Sus víctimas son aún recordadas en multitud de tiendas, cafeterías, comercios, etc en los que cuelgan sus retratos.


De la costa traen pescado. También viene fresco de Beirut. Es una lástima que nuestro hornillo no pueda cocinar estos ejemplares...


Ahía fuera hay un mundo de tentaciones...


Ya en ruta, camino a Aleppo disfutamos como enanos del sol, del paisaje, de la tranquilidad y de la amabilidad de la gente. Somos invitados una y otra vez a parar y beber té con ellos. Los niños sienten una curiosidad tremenda por esos marcianos llegados en sus caballos de hierro...Cyclotherapy Telebista estaba allí y nos cuentan que Aitor no está bailando una riancheira, está confirmando que al día siguiente nos llovería...


2. CRAC DES CHEVALIERS

La experiencia libanesa aparece como un sueño del que despertamos de repente. Volvemos a la tierra de las personas curiosas y respetuosas, de las personas de mirada sincera y corazón abierto, a la tierra donde nos sentimos realmente cómodos y que nos hace sentir como si estuviéramos en casa.

Recorremos la Siria verde, la Siria más rural, o por lo menos la más afortunada con el agua. Estas tierras han sido de una importancia estratégica vital desde hace siglos. Es por ello que no es difícil ver castillos y fortalezas en lo alto de las colinas.

El Crac des Chevaliers es el castillo cruzado más famoso de Oriente Medio. Dormimos junto a él y nos lamentamos que no consideren a los visitantes que venimos en temporada baja dignos de ver el castillo iluminado de noche…



Hemos comprobado que los ingenieros sirios no se comen la cabeza a la hora de diseñar carreteras cuando se trata de rutas no comerciales. Si hay que atravesar una montaña, para qué rodearla, se hacen pendientes del 25% y como nadie anda en bici si algún inconsciente se acerca por aquí, que se joda. Al menos tenemos el apoyo incondicional de los pueblos, que se agolpan a la carretera como si se tratara de una vuelta ciclista.

Sufriendo lo indecible llegamos a Mysiaf, donde nos espera una fortaleza de los hashassin ,
y pastores y jornaleros dándole caña a la tierra. Y es que la mayor parte de la población vive vinculada a la agricultura.
Nos sorprende ver a mucha gente, en esta parte de Siria, bebiendo mate argentino, así como la vestimenta de muchas mujeres, propias de una concepción de la religión menos rígida, más "abierta". Son alawuitas y representan el 15% de la población siria.
Nosotros, disfrutamos del verde y del relativo poco tráfico de las carreteras secundarias.